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  • AS-1404 br CUANDO EL CUERPO SE HACE ESPACIO El punto

    2019-05-14


    CUANDO EL CUERPO SE HACE ESPACIO El punto en común de estos lienzos es la ausencia de mirada (figuras 3a y 3b). En el primero los ojos están negros, se presentan las dos órbitas vacías; en el segundo están deliberadamente borrados, ya que incluso se puede distinguir por debajo el contorno de los ojos. Este rasgo, que también se puede observar en la serie sobre los retirantes, es una marca distintiva del autor que, en ocasiones, se extiende AS-1404 la anulación completa de los rasgos del rostro. En el Retrato de Maria existen, en primer lugar, una serie de triángulos marcados por los hombros y las líneas del cuello de la blusa que segmentan la figura en dos partes: rostro y tronco; y, en segundo lugar, una serie de verticales (principalmente las señaladas por los costados del cuerpo y del “biombo” que aparece en el fondo) y horizontales (insinuadas por los botones de la blusa, la barbilla, los ojos mismos y la coronilla). Esta composición le otorga peso al cuadro; la colocación del personaje al centro y con el rostro dentro de un triángulo, le otorga un aire solemne y estatuario; el cabello recogido y las ropas (sobrias y discretas), refuerzan esta idea y la dotan con un aire de dignidad y pudor. En el Retrato de Olga también tenemos una composición reposada, inclusive se repite la partición de la mujer por medio de triángulos sugeridos por la línea de los hombros; sólo que aquí predominan las oblicuas (proyectadas por los brazos y por el fondo gris —¿un lienzo?— sobre el que aparece la mujer) acompañadas por las horizontales de la cintura, esquina de los hombros, barbilla, ojos y coronilla. Dice Gombrich en “La máscara y la cara” que como espectadores “tendemos a proyectar vida y expresión en la imagen estática y a añadir, a partir de nuestra experiencia, lo que falta en la realidad. Por ello el retratista […]. Debe explotar las ambigüedades del rostro estático de forma que la multiplicidad de las posibles lecturas produzca un aspecto de vida”. Ahora bien, dice Luisa Ruiz Moreno en “Procesos de perceptivización”, que debemos entender la percepción como el lugar en el que se engendran las figuras del mundo, por lo que éstas son una forma de aprehender el sentido; ya que el mundo no es más que un acto de enunciación que se produce por intermediación del orden sensorial, es decir, el mundo sólo existe en tanto es (un) enunciado “los objetos del mundo sensible son, por lo tanto, una captura del sujeto”. En resumen, el mundo sensible manifiesta la relación sujeto/objeto por medio de sus prácticas y de sus espacios. Respecto al Retrato de Maria (afirmaciones que podrían extenderse al Retrato de Olga), Diana Wechsler afirma que está dominado por la soledad, el hieratismo y la eliminación casi por completo de las marcas espaciales. Ello nos regresa a interstitial fluid las ideas que han quedado apuntadas: Luciana es otro de los personajes que circulan por las páginas de la antología de cuentos Insônia de Graciliano. Sin duda debió ser uno de los preferidos del autor pues, aparte del enfermo de “Paulo” y “Relógio de hopital” —que ni siquiera podría afirmarse que se tratan del mismo— es el único al que encontramos en dos historias. En la primera, que se titula con el nombre de la protagonista, la encontramos en su relación con el universo de los adultos, y lo primero que llama la atención es que al no poder ver —en el amplio sentido del término— el mundo como los demás, decide aislarse y buscar otras vías de expresión y comunicación: “Assim aparelhada [com bolso e caminhando nas pontas] chamava-se D. Henriqueta da Boa-Vista. Manifestara-se à irmã e à cozinheira. Como as duas não admitiam que ela pudesse mudar de nome, envolvera-as num largo desprezo e começara a entender-se com as paredes.” El segundo cuento en el que nos topamos con Luciana se titula “Minsk”, nombre que dio al loro que su tío le había obsequiado. Aquí encontramos algunos detalles más de la forma en que la niña se relaciona con el entorno: además de caminar de puntas para convertirse en persona mayor, gusta de caminar con los ojos cerrados para probar su pericia en la orientación; pero, no conforme con ello, en ocasiones agregaba a esta maniobra un grado de complicación al hacerlo de espaldas: