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  • Una poblaci n m s diversa de especialistas en bio

    2018-10-25

    Una población más diversa de especialistas en bioética podrán liderar una discusión distinta y más intensa con respecto lactone cómo definir los servicios de salud. Podrían tener mayor interés en lidiar en verdad con las preocupaciones sanitarias prominentes de las clases bajas. Dichas preocupaciones incluirían la mala alimentación, el alojamiento inadecuado, el trabajo y las condiciones de vida inseguras, el abuso, las adicciones y la falta de servicios perinatales. Muchas feministas creen que la forma en la que se configura la ética tiene mucho que ver con el contexto en el que ocurre, y que tanto el método como el contexto afectan los resultados producidos (véase Warren 1989). Los especialistas en bioética deben tener en mente la verdad sociológica importante de que la capacidad de reconocer ciertos problemas morales, de comprender la posición de quienes ostentan perspectivas divergentes y de responder a los valores en conflicto se ve influenciada inevitablemente por los valores y las experiencias propias. Emprender discusiones y análisis con un conjunto de colegas más heterogéneo promovería la mejoría de dichas capacidades, además de que ofrecería más oportunidades de aprender de los valores y experiencias de quienes tienen perspectivas distintas.
    Otras direcciones Las feministas están deseosas de trasladar el centro de atención de la bioética de la perspectiva de los médicos a la de los pacientes, para examinar cómo pueden, los pacientes, ejercer su agencia en circunstancias de enfermedad e institucionalización. El feminismo nos insta a desarrollar e investigar nuevos modelos para reestructurar las relaciones de poder asociadas con la curación, como distribuir el conocimiento especializado en materias de salud de forma que los individuos tengan mayor control sobre su propia salud. Por lo mismo, muchas feministas hablan de la necesidad de ayudar a las y los pacientes a educarse para tomar decisiones relacionadas con su salud; asimismo, reconocen la importancia de desarrollar estructuras de apoyo que permitan a los pacientes investigar las consecuencias de sus elecciones (véase Dresser 1996). Traducción: Ariadna Molinari Tato
    A lo largo de su historia, la ética ha estado dominada por los hombres. Las teorías de los grandes filósofos del pasado que estudiamos hoy en día son teorías hechas por hombres, no por mujeres. En muchas ocasiones estas teorías reflejan explícita y únicamente el punto de vista y los valores masculinos; de hecho, los filósofos morales ocupan un lugar significativo dentro de la historia de la misoginia (véase Holland 2010). En otras ocasiones, la perspectiva masculina se encuentra implícita y se nos presenta como universal y neutra en términos de género (muchos filósofos han incluso cuestionado que exista algo así como un punto de vista distintivamente femenino acerca de cuestiones morales). Lo que es cierto es que, a campodactyly lo largo de su historia, la filosofía moral ha expresado muy poca preocupación por los intereses de las mujeres. La bioética no ha estado exenta del dominio masculino y, aunque tal vez en menor medida, ha expresado poco interés por la perspectiva y los intereses de las mujeres. Al partir de las teorías éticas de los filósofos morales del pasado, ha adoptado buena parte del enfoque masculino de estas teorías. Este enfoque no ha sido exclusivo de la filosofía moral, sino también de muchas de las otras disciplinas de las que ha surgido la bioética: la medicina, el derecho, la teología, la psicología, entre otras (véase Crosthwaite 2009). Este sesgo solamente ha sido claro a partir del avance de teorías desarrolladas por mujeres que han enfatizado la perspectiva de género. Ellas sostienen que las teorías desarrolladas por hombres suelen con frecuencia reflejar puntos de vista típicamente masculinos, mientras que las teorías éticas desarrolladas por mujeres —sobre todo a partir del siglo xx— han enfatizado otro tipo de valores, propiamente femeninos. Esto ha dado lugar a algo que algunas pensadoras han llamado ética del cuidado o ética femenina es decir, teorías morales que se han desarrollado a partir de lo que se toma como valores propios de la perspectiva femenina. De hecho, algunas partidarias de este enfoque lo han propuesto como una teoría ética autónoma y completa que puede utilizarse para responder todas nuestras inquietudes morales. Si esto es así, esta perspectiva se puede aplicar no solo a los problemas éticos tradicionales, sino también a los problemas específicos de la bioética. De este modo, se ha tratado de aplicar la ética femenina a problemas morales que surgen, por ejemplo, en el ámbito de la salud, como la enfermería, la reproducción asistida, la ética de la genética y el aborto, entre muchos otros temas.